Arranca la cosecha y llegan miles de golondrinas al valle

Empezó la cosecha y, con ella, el arribo creciente de trabajadores temporario a las chacras. Los también llamados "golondrinas" vienen prácticamente con lo puesto y casi huyendo de una realidad tremendamente difícil en sus provincias de origen, en el norte y el Litoral de la Argentina. Como en años anteriores, serán varios miles los que llegarán y deambularán por la zona rural en busca de asegurarse un puesto.

Desde la Secretaría de Trabajo de Río Negro se informó que, como todos los años, se iniciará en el Alto Valle y en el Valle Medio una campaña de control de las condiciones de vida de los operarios, ya que en muchas ocasiones, como se ha comprobado en el pasado, los lugares que tienen asignados son muy precarios, a un punto que alarma.

Por ahora, no hay datos oficiales sobre el número que vendrá a la región, pero algunos estiman que serán entre 15.000 y 20.000, una cifra por demás significativa. Ocurre que la fruticultura no atraviesa su mejor momento e incluso todas las temporadas hay productores que abandonan la actividad. En consecuencia, hay serios riesgos de que a los jornaleros les cueste mucho encontrar un lugar donde emplearse. Incluso, puede que no consigan nada y tengan que sufrir horrores para subsistir y volver a sus tierras de origen. Esto ya ha pasado en otras temporadas, y la actual no pinta más promisoria.

El delegado de Trabajo, Hernán Trujillo, expresó ayer que, por lo menos hasta ahora, "no se ha generado ningún conflicto" laboral relacionado con el arribo de los golondrinas, y dijo que está por arrancar el operativo para fiscalizar que la actividad laboral y su estadía se desarrollen en el marco de los estándares que marca la ley. Por tal motivo, se revisarán las gamelas, como se denomina a los lugares donde se los aloja, y se vigilará que tengan acceso a baños y a agua. La seguridad e higiene resultan prioritarias, indicó. El año pasado fueron más de 16.000 los peones que llegaron a la provincia en busca de participar en la cosecha. Algunos de los que vinieron a Cipolletti no hallaron, como se dio en otras ciudades, una fuente laboral. Tuvieron que caminar y esforzarse mucho en busca del sustento y de un pasaje de vuelta. Y hubo algunos, los más desafortunados, que terminaron yendo al basurero local para sobrevivir.

El referente de los chacareros y regantes, Eduardo Artero, manifestó que los trabajadores temporarios provienen sobre todo de Tucumán y Santiago del Estero. Los tucumanos vienen, al parecer, en colectivos pagados por el gobierno de su provincia, al que le convendría el desplazamiento de los operarios. La cuenta que efectuó Artero es simple: si llegan 20.000 golondrinas y, al cabo de la temporada, cada uno de ellos logra juntar unos 80.000 pesos en salarios, aportarán al sistema económico tucumano 1600 millones de pesos. Un monto nada despreciable. Otro dirigente de los productores, Carlos Carrascós, expresó que en esta temporada podrían arribar más trabajadores que en otras cosechas por la difícil situación social de muchas provincias. Manifestó que ha podido conversar con algunos de ellos y en todos los casos se advierte el drama de la pobreza e incluso el hambre que los acompaña. Además de tucumanos y santiagueños, hay otros de Jujuy y Entre Ríos. En todos los casos, viajan con lo puesto.

Una temporada que ha empezado con interrogantes

La cosecha arrancó la semana pasada, pero será a partir de los próximos días que empiece el auge de la actividad. El horizonte no parece ser el mejor e impactará en el trabajo disponible para los golondrinas. La fruta que empezó a levantarse, la pera William’s, no alcanzó aún el tamaño adecuado y la exposición a la fuerte insolación actual acelera su maduración en las condiciones en que está. Además, está el problema de las marcas que han dejado las heladas y los fuertes vientos. Por otro lado, persisten los inconvenientes estructurales en materia de precios y de venta, donde los más perjudicados son siempre los productores. En este cuadro, los trabajadores temporarios que lleguen de otras provincias se encontrarán con menos chacras en actividad, ya que muchas fundieron el año pasado. Y muchos de los chacareros que siguen trabajando apenas podrán asegurarles condiciones mínimas para vivir.



Fuente: Lmcipolletti